viernes, octubre 07, 2005

Aqui esta la Nana Schnake conversando con la cabeza de la Aurora que estaba dándole problemas. En realidad era la Aurora quien no dejaba tranquila a su cabeza, y la pobre le defendía haciéndose notar. Fuimos pasando uno a uno a la silla caliente, a conversar con madres, padres, hijos, cabezas, ganglios, piel, hígados, niñas asustadas, jefes despóticos, parejas frustradas, amantes, en fin, allí se sacó a la luz lo que normalmente se deja en el tarro de la basura. Sanador. Revelador algunas veces. Y otras simplemente latero. Pasa que en un fin de semana como éste, no se resuelve mucho. El cuento es para largo, de toda la vida. La misma Nana lo dice. En todo caso, un fin de semana en Manaos, más allá de que uno se tire a la piscina o no, es un descanso reparador.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

cuando las ideas acerca de uno mismo, las protegemos, esculpimos hasta hacer de ellas un objeto de adoración, hemos creado una imagen de religión. Luego le hacemos un altar e invitamos a otros a esa misa. Aparece el rito. Y se olvida el leve gesto inicial, un reflejo que nos dijo como eramos.
Basta una lluvia de día soleado para arrasar el templo y mirar como cuando niños y recordar ese reflejo que nos dijo como eramos.

octubre 07, 2005 12:42 p. m.  

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