domingo, junio 25, 2006

aguadas de verano



El islote Haverbeck no abrió este verano, es decir, abrió un par de semanas pero el nuevo concesionario se pensó que estaba administrando Miami Beach y subió la entrada a las nubes. Mal negocio. EL islote sigue siendo lo que es: un peladero de juncos y pastizales, de viento y pájaros, apartado del mundanal ruido por el río Cruces, un lugar más bien para meditar que para veranear. Bueno, también tiene su sector semi-taquilla, piscina (mini), juegos (viejos y rotos), cafetería (cruzan rápidamente el brazo del río para ir a comprar pan cuando uno pide un sandwich) y cabañas (dos, enormes y caras). Pero nunca hay más de 10 personas. Es grande y chico, tiene varios lugares, bosquecillos de sauces, playas, gallineros, ruinas del terremoto, barcos, muelle, puedes estar solo o con gente, se ve la ciudad, a veces se escucha, pero se esta fuera, lejos. Tan lejos tan cerca. Este verano, la verdad, me faltó el islote.